En la antigüedad no existían los pentagramas y
las notas musicales, las melodías se pasaban de boca en boca, hasta que un
señor muy inteligente se le ocurrió crear el pentagrama, se llamaba Guido
D´Arezzo y sacó el nombre de cada nota, basándose en las primeras sílabas, del
primer verso del himno San Juan Bautista, escrito por el historiador Lombardo
Pablo el Diácono, en el siglo VIII
Resonare fibris exaltar a pleno pulmón
Mira gestorum las maravillas
Famuli tuorum estos siervos tuyos
Solve polluti perdona la falta Labii reatum de nuestros labios impuros
Sancte Ioannes. San Juan.
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