domingo, 12 de marzo de 2017

¿Relajación antes de cantar?


 

NO. Tuve muchos alumnos que insistían en que sus anteriores maestros, se tomaban valiosos minutos antes de la clase para hacer  “relajación”

 Estudio canto desde los quince años y ninguno de mis cinco maestros me motivó a relajarme antes de mi clase.

Cantar supone un trabajo físico en el que debemos emplear algunos músculos importantes de nuestro cuerpo, todo él, es nuestra caja de resonancia y lo que impulsa el sonido, así es que, más que relajación, yo les pediría, buena forma.

Lo que ningún maestro de técnica desea es que su alumno esté “rígido”; lo mismo que un preparador físico de fútbol ó de cualquier otro deporte, si los músculos permanecen rígidos, se contractaran rápidamente, perderán fuerza y el organismo se llenará de toxinas (ácido láctico)

Una pequeña relajación consciente no viene mal antes de empezar a cantar, pero sólo para olvidar el mundo exterior, abandonar los problemas fuera del escenario y concentrarse en la tensión que deberá hacer para lograr una actuación exitosa. El mismo efecto lo produce una charla amena o sentarse a tomar una taza de café o un rico jugo.

El deportista que levanta pesas no puede relajar demasiado sus músculos, nunca podría hacer fuerza, debe concentrarse en aquellos músculos que lo ayudaran a llevar a cabo su tarea.

Los maestros que, toman por rutina, una relajación como en una clase de Hatha Yoga, están llevando el trabajo del canto a un terreno que no corresponde. O nunca cantaron ó jamás podrían emitir sin un micrófono.

El micrófono anula el trabajo físico; y las técnicas de relajación nunca logran los estímulos necesarios para activar la máquina del canto, al menos durante las clases de técnica. Es fácil encontrar cantantes profesionales que adoran a su sonidista y arreglista como si fueran dioses. 

Siempre les insisto  que, durante toda la pieza que hemos de cantar, tenemos que estar plenamente concentrados, además de nuestra actuación en la que, el publico nos debe ver bien relajados (para que no nos devore), en nuestro instrumento, tensionarlo en donde se debe, para esto se  debe saber cómo manejarlo, y un estado de ensoñación o de extrema rigidez obstaculiza el desempeño.

El maestro de técnica vocal se dedica a enseñar técnicas para esto, (es por eso que conviene que esté libre para observar detenidamente a su alumno)
Cuidar su postura, su dicción, colaborar con el médico para cuidar de su salud,  y hasta en lo que piensa al cantar.

Para ello debe estar preparado (un cantante no puede enseñar técnica vocal, un músico tampoco, un maestro sin pianista, menos)

Durante las primeras clases yo suelo enseñar relajación, pero solo es para desinhibir al alumno conmigo. Pero luego trato de que permanezcan concentrados en lo que tienen que hacer,  de escuchar y aplicar los consejos.

En el año 1999 una alumna mía entró a un coro muy ”Konocido” en el que el director del coro tenía a un profesor de Hatha para hacer una relajación antes de la clase; obviamente, en ese estado de deserción vital, salía como salía, era un pésimo coro.

Cuando un maestro dirige la concentración del alumno es imposible que tensione otro órgano que no sea el que deba utilizar, y cuando ése alumno adquiere la habilidad de utilizar naturalmente su cuerpo, ya no tendrá rigidez en público; ¿Nervios? Claro que sí, si es responsable tendrá los nervios normales de toda representación pública, una vez que empiece a cantar, se concentrará en manejar su instrumento.

Así que, mis blancas palomitas, para que de sus boquitas salgan sonidos, robustos y parejos, no sean prejuiciosas con lo que los otros piensan de ustedes y estarán menos nerviosas.

Además la expectación, la euforia, tonifican los reflejos.

Antes de salir a cantar, es lógico estar nervioso, lo que no debe pasar es somatizar; pues no es conveniente tomar medicamentos que relajen demasiado los músculos que deberán emplearse  para sostener, apoyar, emitir, etc.
Sobre todo para los cantantes líricos que no dependen de ningún amplificador que no sea su propio cuerpo.

Deben dormir bien, mantenerse hidratados y bien alimentados, la noche anterior a una presentación.
Existen técnicas para relajar moderadamente, especialmente para el acoso del pensamiento, pero no sirve una relajación muscular, yo siempre recomendé aprovechar la euforia, saltar, correr, jugar con almohadones, para distraerse y soltar el exceso de ácido láctico.

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